Ian me ha enseñado a reír por nada y todo... Ayer por ejemplo, me decidí a llevarlo a las machinas y fue chevere, cuanto me reí. Me tuve que montar con él en los caballitos, viendolo subir y bajar en su caballo lindo, como me dijo él. Pero más me reí, cuando quiso montarse en una machina que no le se el nombre, pero que desde que me dijo el machinero qu edebía montarse con un adulto, debía decir no. Pero que tal, mamá alcahueta, me monte con Ian. Que iba hacer, verlo llorar? Fuimos a divertirnos, no?? jajaja!! Pues si!! Cuando iba camino a montarnos, miro para abajo y veo unos chunk de vomitos, si!! de vómito... y pense, no debo estar aquí. Pero mi hijo estaba feliz. Que iba hacer. OK! Cuando me acerque al carrito, estaba bastante alto, yo en tacos (si, acaba de salir de trabajar, cansada... pero quería ver reír a mi hijo), bueno, me trepo después de montar a Ian, mis rodillas casi en mi pecho y ahí vamos... cuando aquello empezó a dar vuelta fue que me di cuanta que debí haberle hec...